A pesar de permanecer sereno y con facciones estáticas, no podía
dejar de lado todo lo que le acontecía durante esos días. En vez de confirmar
hechos sólo buscaba en las cosas otra interpretación, culparse de todo tratando
de justificar las tragedias que cargaba en su corazón era lo único que lo hacía
ser de una manera quizá lamentable, especial. Así era, pero esta vez había algo
que no podía dejar de lado pues, de manera sorpresiva, esta vez alguien lo
cameló de forma contradictoria pues no consistían en simples halagos, lo que le
hizo cortejarla y pretenderla de forma muy formal. La mayor parte del tiempo le
hacía ver que en realidad era un tonto y que lo único que necesitaba saber, era
que la vida y el tiempo eran relativamente cortos, que en vez de pensar en
cosas innecesarias comenzará a ver la grandeza que a veces guardan las cosas
que carecen de importancia.
No parecía importarle nada, de
hecho, las personas que no lo conocen tanto, nunca sabrían las cosas que le
acontecen. Incluso yo no sabría nada si no me lo hubiera dicho. Dentro de sus
ojos se guardaban recuerdos tan vivos que por ese motivo no expresaba sensación
alguna de lamentación, su cara sin facciones le dibujaba una sonrisa de forma
inversa. Manifestando una cara triste cuando estaba feliz y cuando estaba triste
se le veía muy normal.
No dejaba de contarme el poder de atracción que tenían
los ojos de su último amor, "son como piedras preciosas, cristales
alojados en la entrada de un valle en donde los males y bondades coexisten de
manera mítica" mientras continuaba enalteciendo el rostro de aquella
mujer, en sus ojos se le notaba un brillo parecido al que se ve en el flash de
una cámara fotográfica. A ratos esa luz como por arte de una fatiga natural se
apagaba, buscaba de entre sus bolsillos sus cigarros y fumaba con la mirada
cabizbaja. Cuando terminaba, sus ojos se enfocaban en las nubes y recordaba con
la misma intensidad detalles de aquella mujer a la que aún seguía amando pues
el brillo y la felicidad que desbordaba de su presencia lo hacían ridículamente
obvio. "si tu probaras el sabor de sus labios, estoy seguro que no
querrías volver a besar nada más que no fuese tan sedoso" e iluminaba a
las personas, era como un gran faro cuando hablaba de la mujer que le cargaba
de una energía radial.
—No sé, será que sólo tu vez
eso en ella, —le respondí cuando su mirada comenzaba a tornarse ansiosa—.
—Tal vez, pero ¿no crees que
eso es lo mejor? pues sólo yo puedo ver a ella de esa forma.
—No sé —le dije de nuevo, como
si mostrara una falsa indiferencia—, en cierta forma es un poco tonto si lo vez
de forma seria.
—Quizá tengas razón... Pero, ¿y
qué', en la simpleza se suelen encontrar las mejores cosas que existen en la
vida.
Me decía estas palabras
mientras cruzaba sus pies y volvía a mirar al cielo con su sonrisa triste, lo
que me irritaba y me hacía ser condescendiente, pues sabía que en el fondo él
tenía razón. Me desplomaba su alegría de forma lamentable, me hacía sonreír de
forma vislumbrante aunque por dentro estuviera muy dolido. Al final de todo, él
había ganado de todas las formas posibles y yo no supe que más decir y justo
después de terminar de sonreír me despedí y me marché.
Al día siguiente cité a Mónica
cerca del parque junto al centro comercial de Linda Vista y con toda la
razón que habitaba en mi corazón. Con una sonrisa triste, le dije que lo
nuestro ya no podía ser.
Emman.
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