Tu mas.

Pues no extinta, mas en misterios radica.
Pocos ven, escuchan y sienten,
esta alquimia, a la fortuna, a la vida misma.

Mas no por sencilla y viva,
por esencias, por fortunoso destino.

Dicha radica y gratitud por tan agraciado camino.

Llenando mi insomnio, cuan especial cuan hermosa,
sublimemente me rodeas, cobijas mi cuerpo.

Todo en el tiempo lleva algo de ti...

Quiero morir dormido,
eternamente junto a ti.

Emman.

Ellas.

Las letras tienen vida propia, son indomables e inmortales.
Tu les cuentas a ellas y ellas lo divulgaran por ti eternamente.

No tienen dueño, ellas se mueven solas y van a donde ellas quieran.


Yo solo les hablo de amor.


Emman.

E eme efe e erre eme o.

Comienzan los malestares, el bosquejo de longevas emociones.
Tengo que escribir...
Empieza a hacerse notar, desfigura mi rostro, mi alma, han aprendido de las largas jornadas en el calabozo sombrío.
Se hacen mas resistentes a la lluvia, a el frio.
Me molesta la resistencia que contienen, me marea, me obliga a escribir y describir mi sentir.
Estoy enfermo cronicamente, penado a morir haciendo esto, eternamente...

Emman.

Ojos.

Soy el vagabundo que te ve pasar augurándote felicidad a la par de tus grandes sancadas, viendo como sombras lo que anhela.

Siendo solo un agradable pensamiento, un cálido sentimiento.  

Emman.

Reseco.

Seco, seco, en la maquila de sosiegos pensamientos.

Seco, desierto y feliz.

Este, inmerso, muere al cerrar el alma sus ojos.
Sendero solitariamente pasivo.

Derramando el desgastado y humoso aliento de su ser,

siendo a cada momento, uno con el tiempo, 

uno que jamas volverá a ser dos. 

Siendo nada, solo siendo, solo...
...espacio olvidado entre la cercanía mortuoria y la vitalidad humana.

No tengo yo nada que decir al respecto... 

la tinta obesa siempre al lienzo.

No serán, no hablaran, 

bailaran con mudez en la tumba llena de parásitos e insectos.
 

La calma desgarrara la sutil sequía.
No serán, no hablaran.   

Agrietada composición...
 

...vive lento, muere en luz.

Emman. 

El sendero...

Que extraño, caminando por la misteriosa oscuridad que me brinda la noche,
escuchando la sinfonía numero 2 en Mi opus 27 largo de Rachmaninov,  a cada paso que daba, lo alumbraba una maquina; me salpicaba de luz chorreante,  las piedras me volteaban a ver, 

parecían tener vida y estar asombradas de lo que nos acontecía. 

- Ellos no serán; ellos con afán, maquilando el estruendo en su pensamiento. 

El miro a lo alto, no vio nada. 

Solo sendero feliz... 

Un sendero incendiado de luz.

 

 

...no me miraran mas las piedras.

  Emman.