Amanece
como días anteriores, el cielo se tiñe de naranja y las nubes cambian
su negrura por un tenue azul claro. El frío se desvanece paulatinamente y
la luz comienza a invadir todos los espacios arrinconando a la
oscuridad. Los perros ladran, la urbe resuena y el aire que respiro me
sabe tan fuerte que decido contrarrestarlo con uno de mis cigarrillos, a
lo lejos se ven las personas con prisa; con hijos, con comida, con
cosas para vender, con miradas moribundas, con las manos frías. Mientras
camino por las calles recuerdo, como todos los días por la mañana, el
calor de tus manos y el brillo que emana de tus ojos; tu ímpetu y
optimismo por seguir viviendo, el aroma de tu ropa y la calidez que
brota de tu aliento. Sólo por un instante, recuerdo que estoy cerca de
mi puesto, termino mi cigarro y mientras te saludo con la mejor de mis
intenciones al verte pasar por la calle y seguirte de largo. La vida me
golpea, me despierta del trance diario mientras compro un café y me
alisto para vender en mi puesto. Periódicos.
Emman.
http://youtu.be/NN6li_-aGnA