Soledad tardía,
que de atisbos impera,
con escalofríos dulces,
el roce que nos antela.
Que de bruces a ti acude,
el fuego interno todo el día.
Levedad de mi ensueño,
de nubes tristes,
de hondo anhelo,
dame el consuelo
de saber que firme persistes
ante un nuevo comienzo.
Pensamientos - Pasatiempo
Del pensar, para pensar... Nadie, nada, usa, huye, sigue, siente. Solo junto al tiempo, solo todo el tiempo... Muerto.
miércoles, 30 de junio de 2021
sábado, 6 de junio de 2020
ARIETE
Vendado corazón,
Que sin coraza,
Tú me has vendio.
Y es que su cara en mi alma,
De tan cara de olvidos
Cede, en cada suspiro.
Siempre dices lo que sientes,
Sin sentir lo que el silencio dice,
Al navegar en tus lagos grises.
Y entre el destierro y tu olvido,
Imploro me des tierras,
Y olvides lo ya vivido.
Para jamás culpar al tiempo,
Y en vida y en muerte,
No culparte en los días.
Porque te amo tanto,
Que con poco mi sol brilla.
Y sin querer,
te quiero todavía.
Emman.
Que sin coraza,
Tú me has vendio.
Y es que su cara en mi alma,
De tan cara de olvidos
Cede, en cada suspiro.
Siempre dices lo que sientes,
Sin sentir lo que el silencio dice,
Al navegar en tus lagos grises.
Y entre el destierro y tu olvido,
Imploro me des tierras,
Y olvides lo ya vivido.
Para jamás culpar al tiempo,
Y en vida y en muerte,
No culparte en los días.
Porque te amo tanto,
Que con poco mi sol brilla.
Y sin querer,
te quiero todavía.
Emman.
viernes, 22 de mayo de 2020
LOS CONTEMPORÁNEOS Y EL TEATRO
LOS CONTEMPORÁNEOS Y EL TEATRO
Si
tiene alguno, el remedio del teatro en México
está en crearle un ambiente nuevo,
hacerle respirar un aire puro,
desatarlo de una falsa tradición,
hacerlo recorrer un camino de orden clásico,
renovar su material humano,
sus útiles materiales y crearle amistades jóvenes,
vivientes que formen su nuevo público.[1]
está en crearle un ambiente nuevo,
hacerle respirar un aire puro,
desatarlo de una falsa tradición,
hacerlo recorrer un camino de orden clásico,
renovar su material humano,
sus útiles materiales y crearle amistades jóvenes,
vivientes que formen su nuevo público.[1]
Xavier
Villaurrutia
El siglo XX en México fue un tiempo de cambios. En la cultura
hubo una constante transformación en torno a las artes. Se experimentó principalmente
en la pintura, artes plásticas y la literatura, abordando estéticas norteamericanas
y europeas, buscando una renovación social, política y cultural. Provenientes
de una revolución, este movimiento experimental buscó universalizar su propio
contexto social, creando así a los Contemporáneos en 1928, grupo conformado por
jóvenes intelectuales mexicanos que se dedicaron a difundir muchas de las
innovaciones del arte y la cultura en la sociedad mexicana. La mayoría de sus
integrantes eran de clase media alta, autodidactas, con cargos políticos, viajeros
y políglotas. Fueron quienes direccionaron el curso intelectual y cultural del
país, siendo un grupo de artistas incomprendidos y con visiones occidentales
novedosas. De entre sus principales exponentes se encuentran Carlos Pellicer,
Jaime Torres Bodet, Bernardo Ortiz de Montellano, Enrique González Rojo, José
Gorostiza, Elías Nandino, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen y
Jorge Cuesta. Este grupo intelectual se consolidó gracias a la apertura
cultural e intelectual de la posrevolución.
Los Contemporáneos nacieron en oposición al Estridentismo,
vanguardia mexicana creada en 1922. Tanto Estridentistas como Contemporáneos
tenían una actitud distinta frente a su labor artística, lo que se traduciría
en un enfrentamiento que rebasaría los límites de lo meramente literario y
aunque ambos grupos buscaban innovación intelectual, en palabras de Luis Mario
Schneider:
Los
Contemporáneos se aclimatan en la cultura de la continuidad; lejos de decapitar
la historia, logran dar un machetazo a la tradición. Más aún: enjuiciarla,
estudiarla y reconocerse en ella implicaba para el grupo una autoafirmación y a
la vez era un índice que los reconocía en sus aspectos y sus logros. Eran
absolutamente historicistas, lo cual es comparable en la mayoría de sus
ensayos, en sus repasos sobre la literatura mexicana, en esa reiterada
metodología de resumir el proceso creador nacional desde la Colonia, pasando por
el siglo XIX, hasta inscribirlo en los primeros años de este siglo para
finalmente señalar su propia casa, el sitio que les correspondía.[2]
Para estos años el teatro tradicional en México estaba
influenciado por obras españolas y mexicanistas, cuyas representaciones
simbolizaban el carácter nacional y las nuevas visiones políticas y sociales
provenientes de la Revolución. Los Contemporáneos como vanguardia buscaban
acrecentar sus realidades, el también llamado “grupo sin grupo”, fueron
personas alejadas de las visiones sociales ya establecidas en el país, dotando a
las manifestaciones artísticas con una visión europea, alejando lo nacionalista
y creando una literatura diferente a la ya consolidada en México. Dedicados a
diferentes oficios y con diferentes personalidades, destacaban sus
individualidades que plasmaron en sus obras, buscando el significado de la
trascendencia; traducen obras de autores como Jean Cocteau, Jules Supervielle,
Samuel Beckett, Eugene O'Neill, John Millington Synge, entre tantos más para
consolidar una nueva forma de hacer teatro, creando así el Teatro Ulises.
El “grupo sin grupo” logró formar un estilo único y diferente
en las vanguardias mexicanas.[3] En
el Teatro Ulises se buscó un cambió en la dramaturgia del país, buscando más un
contenido sensible y estético que una actuación inspiradora, influenciados por
el teatro francés (Théâtre de l'Atelier), con escenografías al estilo de
Picasso, musicalización de compositores como Darius Milhaud y diseños de
vestuario de Coco Chanel, el Teatro Ulises se conformó en El Cacharro, ubicado
en Mesones 42, en la Ciudad de México, de enero a marzo, y de mayo a julio, en
el teatro Virginia Fábregas. Los Contemporáneos buscaban experimentar y
revolucionar el teatro en México, principal medio de difusión en el país;
realizaron experimentos tanto en la escenografía con Julio Jiménez Rueda como
en la dirección con Celestino Gorostiza. En la
escenografía estaban Manuel Rodríguez Lozano y Julio Castellanos, así como
Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Gilberto Owen, Andrés Henestrosa,
Clementina Otero, Lupe Medina, Ricardo Ortega, Isabella Corona y Antonieta
Rivas Mercado como actores.
El papel de Antonieta Rivas Mercado en este proyecto fue
trascendental, convirtiéndose en la principal base impulsora en el grupo,
siendo una mujer con gran conciencia intelectual se mantuvo constante en las
actividades culturales. Por una parte, se desempeñó como promotora en las
artes, rivalizando con semejantes como Alma Reed (estadounidense), Victoria
Ocampo (argentina) y Eva Sikelianos (griega) por la difusión de pintores
mexicanos como Manuel Rodríguez Lozano, Julio Castellanos y Roberto Montenegro.
Promovió exposiciones de artes plásticas y pintores jóvenes y junto a Xavier
Villaurrutia, Salvador Novo, Gilberto Owen, Jorge Cuesta, Agustín Lazo y Malú
Cabrera, en una tarde mientras se reunían a tomar café conformaron el teatro y
la revista Ulises.
Cabe señalar que su puesta en escena no fue bien valorada y la
audiencia era poca, pues buscaban alejarse de las obras tradicionales en
México, permitiendo una vertiente vanguardista del teatro en el país. Se
presentaron seis obras en cuatro programas, la primera de ellas fue Simili de Claude Roger-Marx, obra en un
acto y traducida por Gilberto Owen. La
puerta resplandeciente de Eduard Jhon Noreton, con la traducción de Enrique
Jiménez Domínguez y ambas piezas dirigidas por Julio Jiménez Rueda.
Posteriormente le siguieron Ligados,
de Eugene O’Neill y cuyo traductor, escenógrafo y director se desconocen. Orfeo, de Jean Cocteau, traducida por
Corpus Barga y causando polémica por su contenido provocador. Peregrino, de Charles Vildrac en
traducción de Gilberto Owen. El tiempo es sueño, de Henri Lenormand,
traducida por Rivas Mercado, Celestino Gorostiza y bajo la dirección de Xavier
Villaurrutia conformaron seis puestas en total, con dos funciones de cada una,
evidenciando su interés en autores que les apasionaban pues ellos mismos eran
los encargados de traducir dichas obras. Aunque la recepción no fue la que
esperaban, tras su fracaso en las puestas en el Teatro Fábregas, finalizaron
sus funciones en El Cacharro el 6 y 7 de junio de 1928, con la función de El tiempo es sueño, realizada en seis
actos.
Se piensa que el fin del Teatro Ulises se debió a la
situación económica de sus integrantes y al fracaso que tuvieron en el Teatro
Fábregas. Fabienne Bradu[4]
vincula otro factor al cese de las funciones y consiste en los celos que Manuel
Rodríguez Lozano tenía por la relación amistosa y cada vez más cercana de
Antonieta Rivas Mercado con Salvador Novo y Xavier Villaurrutia. Algunos de sus
integrantes ni siquiera se enteraron de dichos acontecimientos debido a sus
actividades en el ámbito intelectual, Gilberto Owen fue invitado por el gobierno
de Plutarco Elías Calles como diplomático en Estados Unidos, algunos otros se
enfocaron en sus obras y proyectos individuales; provocando que la crítica
especulara y comentara acerca del fin de las puestas en escena.
El Teatro Ulises fue un movimiento experimental que cimentó
las bases del teatro moderno en México y la vanguardia teatral e intelectual,
sus integrantes fueron los principales líderes de los cambios culturales y
artísticos del país en el siglo XX.
BIBLIOGRAFÍA
Bradu, Fabienne. Antonieta
(1900-1931). México: FCE, 1991.
Bradu, Fabienne."Antonieta Rivas Mercado y el Teatro
Ulises." Revista de la Universidad de México. No, 486, julio 1991.
Schneider, Luis Mario. Fragua
y gesta del teatro experimental en México. Teatro Ulises. Escolares del viento.
Teatro de Orientación. México: UNAM-Eds. Del Equilibrista, 1995.
Schmidhuber de, l. M. (1989). El advenimiento del
teatro mexicano (1923--1938): Anos de "esperanza y curiosidad".
spanish text] (Order No. 9019868). Available from ProQuest Dissertations
& Theses Global. (303690502). Retrieved from
http://www.bidi.uam.mx:8331/login?url=https://bidi.uam.mx:8889/docview/303690502?accountid=37347
Sheridan, Guillermo. Los
Contemporáneos ayer. México: FCE, 1985.
Villanueva, Rebeca Barriga, et al. Los Contemporáneos
En El Laberinto De La Crítica. Edited by Rafael Olea Franco and Anthony
Stanton, 1st ed., vol. 2, Colegio De Mexico, 1994. JSTOR, www.jstor.org/stable/j.ctv6jmwr3.
Villaurrutia, Xavier. Textos
y pretextos. México: Ediciones Casa de España, 1940.
[1] Villaurrutia,
Xavier. Textos y pretextos. P. 187.
[2]
Schneider, Luis Mario. “Contemporáneos: la vanguardia desmentida”, en A. A. V.
V. Los Contemporáneos en el laberinto de la crítica. p. 17.
[3] Sheridan,
Guillermo. Los contemporáneos ayer.
p. 37
[4] Bradu,
Fabienne. Antonieta, 1900-1931. p.
245.
martes, 24 de marzo de 2020
AYRE
Ayer se equivocó la
noche,
Y sobre sus lágrimas hizo un jardín.
Ayer se le olvido a la noche
Y el velo de amor no alcanzó a repartir.
Y sobre sus lágrimas hizo un jardín.
Ayer se le olvido a la noche
Y el velo de amor no alcanzó a repartir.
Y yace blanca en su
río de sombras.
Y el viento le acaricia y la consola.
Y el viento le acaricia y la consola.
Ayer la noche fue
seducida,
Y desplegó su cuerpo en un mar azul.
Ayer la noche lloró sobre mis hombros
Y por mis mejillas escurrieron sus sueños.
Y desplegó su cuerpo en un mar azul.
Ayer la noche lloró sobre mis hombros
Y por mis mejillas escurrieron sus sueños.
Y en suspiros
despertó desamparada.
Y entre cánticos seco su tristeza.
Y entre cánticos seco su tristeza.
Puedes irte noche
triste y no importa,
Porque queda luz donde hubo un fulgor,
Y aunque el día turbio hoy nos separa,
Serás siendo mía, sin ser mío tu amor.
Porque queda luz donde hubo un fulgor,
Y aunque el día turbio hoy nos separa,
Serás siendo mía, sin ser mío tu amor.
Ayer me encontró la
noche
Y sediento mi ser agua clara me brindó.
Y ayer le platique a la noche
Que por tu amor toda la vida es poca.
Y sediento mi ser agua clara me brindó.
Y ayer le platique a la noche
Que por tu amor toda la vida es poca.
Y en su desfallecer
me brindó cobijo,
Y yo antes del alba te bendigo,
Pues tu amor acarició mi faz,
Y es mi alma quien anhela tu felicidad.
Y yo antes del alba te bendigo,
Pues tu amor acarició mi faz,
Y es mi alma quien anhela tu felicidad.
Emman.
martes, 10 de marzo de 2020
Un cuarto de hotel y Octavio Paz
La poesía de Octavio Paz ha sido reconocida por
críticos y escritores en todo el mundo. Escritor del pensamiento, de la emoción
y el entusiasmo, no sólo porque en ella plasma con precisión la esencia de las
palabras, sino por el ingenioso juego con ellas y su estilo metafórico, el cual
logra significar los sentimientos humanos, manteniendo una relación cercana
entre su poesía y sus experiencias personales, aun cuando se trata de temas
radicales como la muerte, el amor, la vida e introspectivos como el vacío y la
existencia. De esta forma, en el poema “Cuarto de hotel” podemos encontrar una
de las más grandes inquietudes del poeta: el tiempo, la memoria y la vida que
ya se ha vivido.
En una etapa en donde los problemas sociales
predominaban en México y España, lugar al que fue invitado al Congreso
Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, le motivan a crear
la revista Taller en 1938, periodo en
el que escribe el poemario Puerta
condenada (1938-1946) y escribir sobre las problemáticas del provenir del
ser humano, en donde se encuentra “Cuarto de hotel”. En el poema, dividido en
tres partes, hace una exhortación a la luz, ese espectro de flujo luminoso que
dispone de sensibilidad al ojo humano y busca la redención de momentos que ya
han pasado, Paz escribe buscando significar el recuerdo como un fantasma, que
se transforma en nubes, cuerpos, olas y playas:
[…] ¿Yo soy ese
que baila al pie del árbol y delira
con nubes que son cuerpos que son olas,
con cuerpos que son nubes que son playas?
Como podemos apreciar, Paz, juega con la forma en la
que atisba sus recuerdos, en sus imágenes refleja lo que bien podría ser un
encuentro erótico con aquel cuerpo acuático femenino, como también podemos
apreciar en el poema “Bajo tu clara sombra” en donde lo describe con mayor
intensidad:
Toca tu desnudez en la del agua,
desnúdate de ti, llueve en ti misma,
mira tus piernas como dos arroyos,
mira tu cuerpo como un largo río,
son dos islas gemelas tus dos pechos,
en la noche tu sexo es una estrella,
alba, luz rosa entre dos mundos ciegos,
mar profundo que duerme entre dos mares.
Paz, describe un cuerpo femenino mediante imágenes
relacionadas con el agua y la luz del amanecer. Así en “Cuarto de hotel” se
vislumbra un cuerpo que “canta el agua, / la nube y vuela, el árbol y echa
hojas, / un cuerpo” que “se despierta y le contesta.” El uso de la pregunta
retórica responde a sus deseos por la remembranza debido a que le quema y lo
persigue como un fantasma. El tiempo en el discurso poético se detiene, el presente,
pasado y futuro se calcinan por ese momento de añoranza. Debido a que “no importan
siglos ni minutos” cuando se atesora en la memoria un momento, haciendo alusión
a que el tiempo del sol “es tiempo” nuestro y en nosotros recae como “gota de
sangre o fuego: parpadeo.” Simbolizando la paz e intranquilidad que la memoria
y el tiempo figuran en el ser humano, también descrito en “Piedra de sol” donde
el recuerdo femenino a través del tiempo se mantiene “como la nube por tu
pensamiento” puesto que “todas las noches llueves, todo el día / abres mi pecho
con tus dedos de agua, / cierras mis ojos con tu boca de agua.” Siendo el agua
también purificación y medio para adentrarse en el estado onírico, para estar y
no estar.
En la segunda parte del poema, el escritor hace aún
más evidentes las intenciones discursivas con su memoria, en torno a ese “río
del pasado” y su correlación con él:
No se detiene nunca su carrera
y yo, desde mí mismo, lo despido.
¿Huye de mí el pasado?
¿Huyo con él y aquel que lo despide
es una sombra que me finge, hueca?
De manera retórica, podemos encontrar que el poeta se
encuentra en constante autorreflexión, en donde él se aleja de su recuerdo y
viceversa, en un espacio en el que se libera de las aprensiones a las que sus
dudas llegan: “Quizá no es él quien huye: yo me alejo / y él no me sigue, ajeno
consumado. / Aquel que fui se queda en la ribera.” De esta forma logra
encontrarse en una situación de espejo, donde la ausencia y la indiferencia
coexisten, pues a pesar de verse, no es él y ni el “yo” que contempla su imagen
es capaz de redimir la incertidumbre de sus días; de esta forma el poeta se
separa de sí mismo y de sus recuerdos.
En la tercera parte, Paz, de forma introspectiva
indaga sobre su propia percepción estética del tiempo y las “identidades” que
se han formado como resultado de aquellos fragmentos del pasado que ahora contempla.
En un plano abstracto, él ya no mira los recuerdos desde lo profundo de su
memoria, sino que lejos de la remembranza, observa a ese otro “yo” que vivió
dichos acontecimientos y que no es el “yo” que se encuentra inmerso en sus
recuerdos:
No hay antes ni después. ¿Lo que viví
lo estoy viviendo todavía?
¡Lo que viví! ¿Fui acaso? Todo fluye:
lo que viví lo estoy muriendo todavía.
En este momento discursivo, aquel recuerdo de la
primera parte ha pasado a un plano secundario, como una justificación para
adentrarse a un plano interno en donde el poeta reflexiona sobre el tiempo y su
relación con él. Para Paz, desde su contemplación interna “no tiene fin el
tiempo” y engaña, aparenta y simula los aconteceres malos y buenos, en un lugar
en donde hay “puertas que dan a nada y nadie cruza”.
En los últimos versos, como resultado de su
introspección al preguntarse quién es y hacia dónde se dirige, medita sobre su
desolador destino, debido a que para él Dios está distante, restringido en
algún lugar lejos del hombre profano:
Sólo el silencio lo despierta.
Cuando se calle todo y ya no canten
la sangre, los relojes, las estrellas,
Dios abrirá los ojos
y al reino de su nada volveremos.
El poema “Cuarto de hotel” es un conjunto de
reflexiones sobre el sentido de la vida, de la dignidad, el sentir y las
preocupaciones del hombre. Sus versos luminosos y naturales —acaso oceánicos,
tropicales— logran plasmar las interrogantes trascendentales de nuestra
existencia, en donde las soledades, el deseo, el amor y la realidad, condensan
su obra poética como registro de un escritor apasionado por la importancia del ser
consciente en su contexto.
REFERENCIAS
Paz, Octavio. Bajo
tu clara sombra. (1935-1938). México: Tierra Nueva. 1941.
Paz, Octavio. Libertad
bajo palabra. (Obra poética 1935-1953). México: FCE. 1960.
Paz, Octavio. Piedra
de Sol. México: Tezontle. 1957
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