domingo, 4 de diciembre de 2011

El sendero...

Que extraño, caminando por la misteriosa oscuridad que me brinda la noche,
escuchando la sinfonía numero 2 en Mi opus 27 largo de Rachmaninov,  a cada paso que daba, lo alumbraba una maquina; me salpicaba de luz chorreante,  las piedras me volteaban a ver, 
parecían tener vida y estar asombradas de lo que nos acontecía. 
- Ellos no serán; ellos con afán, maquilando el estruendo en su pensamiento. 
El miro a lo alto, no vio nada. 
Solo sendero feliz... 
Un sendero incendiado de luz.

 
 
...no me miraran mas las piedras.
  Emman.

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