martes, 10 de marzo de 2020

Un cuarto de hotel y Octavio Paz


La poesía de Octavio Paz ha sido reconocida por críticos y escritores en todo el mundo. Escritor del pensamiento, de la emoción y el entusiasmo, no sólo porque en ella plasma con precisión la esencia de las palabras, sino por el ingenioso juego con ellas y su estilo metafórico, el cual logra significar los sentimientos humanos, manteniendo una relación cercana entre su poesía y sus experiencias personales, aun cuando se trata de temas radicales como la muerte, el amor, la vida e introspectivos como el vacío y la existencia. De esta forma, en el poema “Cuarto de hotel” podemos encontrar una de las más grandes inquietudes del poeta: el tiempo, la memoria y la vida que ya se ha vivido.
En una etapa en donde los problemas sociales predominaban en México y España, lugar al que fue invitado al Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, le motivan a crear la revista Taller en 1938, periodo en el que escribe el poemario Puerta condenada (1938-1946) y escribir sobre las problemáticas del provenir del ser humano, en donde se encuentra “Cuarto de hotel”. En el poema, dividido en tres partes, hace una exhortación a la luz, ese espectro de flujo luminoso que dispone de sensibilidad al ojo humano y busca la redención de momentos que ya han pasado, Paz escribe buscando significar el recuerdo como un fantasma, que se transforma en nubes, cuerpos, olas y playas:

[…] ¿Yo soy ese
que baila al pie del árbol y delira
con nubes que son cuerpos que son olas,
con cuerpos que son nubes que son playas?

Como podemos apreciar, Paz, juega con la forma en la que atisba sus recuerdos, en sus imágenes refleja lo que bien podría ser un encuentro erótico con aquel cuerpo acuático femenino, como también podemos apreciar en el poema “Bajo tu clara sombra” en donde lo describe con mayor intensidad:

Toca tu desnudez en la del agua,
desnúdate de ti, llueve en ti misma,
mira tus piernas como dos arroyos,
mira tu cuerpo como un largo río,
son dos islas gemelas tus dos pechos,
en la noche tu sexo es una estrella,
alba, luz rosa entre dos mundos ciegos,
mar profundo que duerme entre dos mares.

Paz, describe un cuerpo femenino mediante imágenes relacionadas con el agua y la luz del amanecer. Así en “Cuarto de hotel” se vislumbra un cuerpo que “canta el agua, / la nube y vuela, el árbol y echa hojas, / un cuerpo” que “se despierta y le contesta.” El uso de la pregunta retórica responde a sus deseos por la remembranza debido a que le quema y lo persigue como un fantasma. El tiempo en el discurso poético se detiene, el presente, pasado y futuro se calcinan por ese momento de añoranza. Debido a que “no importan siglos ni minutos” cuando se atesora en la memoria un momento, haciendo alusión a que el tiempo del sol “es tiempo” nuestro y en nosotros recae como “gota de sangre o fuego: parpadeo.” Simbolizando la paz e intranquilidad que la memoria y el tiempo figuran en el ser humano, también descrito en “Piedra de sol” donde el recuerdo femenino a través del tiempo se mantiene “como la nube por tu pensamiento” puesto que “todas las noches llueves, todo el día / abres mi pecho con tus dedos de agua, / cierras mis ojos con tu boca de agua.” Siendo el agua también purificación y medio para adentrarse en el estado onírico, para estar y no estar.
En la segunda parte del poema, el escritor hace aún más evidentes las intenciones discursivas con su memoria, en torno a ese “río del pasado” y su correlación con él:

No se detiene nunca su carrera
y yo, desde mí mismo, lo despido.
¿Huye de mí el pasado?
¿Huyo con él y aquel que lo despide
es una sombra que me finge, hueca?

De manera retórica, podemos encontrar que el poeta se encuentra en constante autorreflexión, en donde él se aleja de su recuerdo y viceversa, en un espacio en el que se libera de las aprensiones a las que sus dudas llegan: “Quizá no es él quien huye: yo me alejo / y él no me sigue, ajeno consumado. / Aquel que fui se queda en la ribera.” De esta forma logra encontrarse en una situación de espejo, donde la ausencia y la indiferencia coexisten, pues a pesar de verse, no es él y ni el “yo” que contempla su imagen es capaz de redimir la incertidumbre de sus días; de esta forma el poeta se separa de sí mismo y de sus recuerdos.
En la tercera parte, Paz, de forma introspectiva indaga sobre su propia percepción estética del tiempo y las “identidades” que se han formado como resultado de aquellos fragmentos del pasado que ahora contempla. En un plano abstracto, él ya no mira los recuerdos desde lo profundo de su memoria, sino que lejos de la remembranza, observa a ese otro “yo” que vivió dichos acontecimientos y que no es el “yo” que se encuentra inmerso en sus recuerdos:

No hay antes ni después. ¿Lo que viví
lo estoy viviendo todavía?
¡Lo que viví! ¿Fui acaso? Todo fluye:
lo que viví lo estoy muriendo todavía.

En este momento discursivo, aquel recuerdo de la primera parte ha pasado a un plano secundario, como una justificación para adentrarse a un plano interno en donde el poeta reflexiona sobre el tiempo y su relación con él. Para Paz, desde su contemplación interna “no tiene fin el tiempo” y engaña, aparenta y simula los aconteceres malos y buenos, en un lugar en donde hay “puertas que dan a nada y nadie cruza”.
En los últimos versos, como resultado de su introspección al preguntarse quién es y hacia dónde se dirige, medita sobre su desolador destino, debido a que para él Dios está distante, restringido en algún lugar lejos del hombre profano:

Sólo el silencio lo despierta.
Cuando se calle todo y ya no canten
la sangre, los relojes, las estrellas,
Dios abrirá los ojos
y al reino de su nada volveremos.

El poema “Cuarto de hotel” es un conjunto de reflexiones sobre el sentido de la vida, de la dignidad, el sentir y las preocupaciones del hombre. Sus versos luminosos y naturales —acaso oceánicos, tropicales— logran plasmar las interrogantes trascendentales de nuestra existencia, en donde las soledades, el deseo, el amor y la realidad, condensan su obra poética como registro de un escritor apasionado por la importancia del ser consciente en su contexto.



REFERENCIAS
Paz, Octavio. Bajo tu clara sombra. (1935-1938). México: Tierra Nueva. 1941.
Paz, Octavio. Libertad bajo palabra. (Obra poética 1935-1953). México: FCE. 1960.
Paz, Octavio. Piedra de Sol. México: Tezontle. 1957

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