La poesía de Octavio Paz ha sido reconocida por
críticos y escritores en todo el mundo. Escritor del pensamiento, de la emoción
y el entusiasmo, no sólo porque en ella plasma con precisión la esencia de las
palabras, sino por el ingenioso juego con ellas y su estilo metafórico, el cual
logra significar los sentimientos humanos, manteniendo una relación cercana
entre su poesía y sus experiencias personales, aun cuando se trata de temas
radicales como la muerte, el amor, la vida e introspectivos como el vacío y la
existencia. De esta forma, en el poema “Cuarto de hotel” podemos encontrar una
de las más grandes inquietudes del poeta: el tiempo, la memoria y la vida que
ya se ha vivido.
En una etapa en donde los problemas sociales
predominaban en México y España, lugar al que fue invitado al Congreso
Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, le motivan a crear
la revista Taller en 1938, periodo en
el que escribe el poemario Puerta
condenada (1938-1946) y escribir sobre las problemáticas del provenir del
ser humano, en donde se encuentra “Cuarto de hotel”. En el poema, dividido en
tres partes, hace una exhortación a la luz, ese espectro de flujo luminoso que
dispone de sensibilidad al ojo humano y busca la redención de momentos que ya
han pasado, Paz escribe buscando significar el recuerdo como un fantasma, que
se transforma en nubes, cuerpos, olas y playas:
[…] ¿Yo soy ese
que baila al pie del árbol y delira
con nubes que son cuerpos que son olas,
con cuerpos que son nubes que son playas?
Como podemos apreciar, Paz, juega con la forma en la
que atisba sus recuerdos, en sus imágenes refleja lo que bien podría ser un
encuentro erótico con aquel cuerpo acuático femenino, como también podemos
apreciar en el poema “Bajo tu clara sombra” en donde lo describe con mayor
intensidad:
Toca tu desnudez en la del agua,
desnúdate de ti, llueve en ti misma,
mira tus piernas como dos arroyos,
mira tu cuerpo como un largo río,
son dos islas gemelas tus dos pechos,
en la noche tu sexo es una estrella,
alba, luz rosa entre dos mundos ciegos,
mar profundo que duerme entre dos mares.
Paz, describe un cuerpo femenino mediante imágenes
relacionadas con el agua y la luz del amanecer. Así en “Cuarto de hotel” se
vislumbra un cuerpo que “canta el agua, / la nube y vuela, el árbol y echa
hojas, / un cuerpo” que “se despierta y le contesta.” El uso de la pregunta
retórica responde a sus deseos por la remembranza debido a que le quema y lo
persigue como un fantasma. El tiempo en el discurso poético se detiene, el presente,
pasado y futuro se calcinan por ese momento de añoranza. Debido a que “no importan
siglos ni minutos” cuando se atesora en la memoria un momento, haciendo alusión
a que el tiempo del sol “es tiempo” nuestro y en nosotros recae como “gota de
sangre o fuego: parpadeo.” Simbolizando la paz e intranquilidad que la memoria
y el tiempo figuran en el ser humano, también descrito en “Piedra de sol” donde
el recuerdo femenino a través del tiempo se mantiene “como la nube por tu
pensamiento” puesto que “todas las noches llueves, todo el día / abres mi pecho
con tus dedos de agua, / cierras mis ojos con tu boca de agua.” Siendo el agua
también purificación y medio para adentrarse en el estado onírico, para estar y
no estar.
En la segunda parte del poema, el escritor hace aún
más evidentes las intenciones discursivas con su memoria, en torno a ese “río
del pasado” y su correlación con él:
No se detiene nunca su carrera
y yo, desde mí mismo, lo despido.
¿Huye de mí el pasado?
¿Huyo con él y aquel que lo despide
es una sombra que me finge, hueca?
De manera retórica, podemos encontrar que el poeta se
encuentra en constante autorreflexión, en donde él se aleja de su recuerdo y
viceversa, en un espacio en el que se libera de las aprensiones a las que sus
dudas llegan: “Quizá no es él quien huye: yo me alejo / y él no me sigue, ajeno
consumado. / Aquel que fui se queda en la ribera.” De esta forma logra
encontrarse en una situación de espejo, donde la ausencia y la indiferencia
coexisten, pues a pesar de verse, no es él y ni el “yo” que contempla su imagen
es capaz de redimir la incertidumbre de sus días; de esta forma el poeta se
separa de sí mismo y de sus recuerdos.
En la tercera parte, Paz, de forma introspectiva
indaga sobre su propia percepción estética del tiempo y las “identidades” que
se han formado como resultado de aquellos fragmentos del pasado que ahora contempla.
En un plano abstracto, él ya no mira los recuerdos desde lo profundo de su
memoria, sino que lejos de la remembranza, observa a ese otro “yo” que vivió
dichos acontecimientos y que no es el “yo” que se encuentra inmerso en sus
recuerdos:
No hay antes ni después. ¿Lo que viví
lo estoy viviendo todavía?
¡Lo que viví! ¿Fui acaso? Todo fluye:
lo que viví lo estoy muriendo todavía.
En este momento discursivo, aquel recuerdo de la
primera parte ha pasado a un plano secundario, como una justificación para
adentrarse a un plano interno en donde el poeta reflexiona sobre el tiempo y su
relación con él. Para Paz, desde su contemplación interna “no tiene fin el
tiempo” y engaña, aparenta y simula los aconteceres malos y buenos, en un lugar
en donde hay “puertas que dan a nada y nadie cruza”.
En los últimos versos, como resultado de su
introspección al preguntarse quién es y hacia dónde se dirige, medita sobre su
desolador destino, debido a que para él Dios está distante, restringido en
algún lugar lejos del hombre profano:
Sólo el silencio lo despierta.
Cuando se calle todo y ya no canten
la sangre, los relojes, las estrellas,
Dios abrirá los ojos
y al reino de su nada volveremos.
El poema “Cuarto de hotel” es un conjunto de
reflexiones sobre el sentido de la vida, de la dignidad, el sentir y las
preocupaciones del hombre. Sus versos luminosos y naturales —acaso oceánicos,
tropicales— logran plasmar las interrogantes trascendentales de nuestra
existencia, en donde las soledades, el deseo, el amor y la realidad, condensan
su obra poética como registro de un escritor apasionado por la importancia del ser
consciente en su contexto.
REFERENCIAS
Paz, Octavio. Bajo
tu clara sombra. (1935-1938). México: Tierra Nueva. 1941.
Paz, Octavio. Libertad
bajo palabra. (Obra poética 1935-1953). México: FCE. 1960.
Paz, Octavio. Piedra
de Sol. México: Tezontle. 1957
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